Los médicos y los científicos están entusiasmados con las células madre porque tienen mucho potencial en muchas áreas de la salud y la investigación médica. El estudio de estas células puede ayudar a explicar cómo se producen algunos cuadros serios tales como los defectos congénitos y el cáncer. Algún día, las células madre podrán utilizarse para producir células y tejidos para el tratamiento de muchas enfermedades, inclusive la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, los traumatismos en la médula espinal, las enfermedades cardíacas, la diabetes y la artritis.
Socialmente
hay un gran debate sobre el uso de estas. La controversia sobre las
células madre es el debate ético sobre las investigaciones de la
creación, uso y destrucción de las células madre embrionarias. La
oposición a las investigaciones dice que esta práctica puede llevar a la
clonación y fundamentalmente a la desvalorización de la vida humana.
La iglesia suele estar en contra de estas prácticas, así como los llamados grupos de defensa del derecho a la vida (grupos Pro-Vida), los cuales se oponen desde abortos hasta el uso de embriones y células madre extraídas de estos para realizar tratamientos tanto de reproducción asistida como de medicina regenerativa, etc. De acuerdo con muchas religiones y sistemas éticos, la vida humana comienza en la fecundación. Según sus argumentos, cualquier medida para detener el desarrollo después de la concepción es sinónimo de destrucción de una vida humana.
Las
críticas también llegan de otros grupos sociales que no tienen un
problema moral con la investigación con células madre humanas pero
tienen miedo de un precedente para la experimentación humana. Otros
apoyan la investigación, siempre y cuando se impongan estrictas normas
legales que permitan impedir la experimentación genética con humanos y
que garanticen que los embriones humanos se obtengan únicamente de
formas apropiadas.
Incluso
dentro de la comunidad médica y médico-científica, existen diferentes
puntos de vista, que comulgan con los postulados anteriores, y que van
desde considerar que los embriones son organismos vivos que dentro de 9
meses serán seres humanos con derechos, por lo cual no es ética su
destrucción, hasta los que consideran que en la edad temprana de un
embrión lo que se tiene es un brote de células con su masa inerte, es
decir, no es un ser humano.
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