A casi menos de dos horas de Los Cabos, en Baja California Sur, se
ubica Cabo Pulmo. Se trata del arrecife coralino que tiene la ubicación
más septentrional en el Pacífico Este y es, actualmente, uno de los de
mayor cobertura de corales en el Golfo de California.
Es hábitat permanente y temporal de una rica variedad de especies de
peces, crustáceos, moluscos, quelonios, aves y mamíferos marinos; muchos
de ellos bajo alguna categoría de protección ambiental en riesgo, de
acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001.
El
arrecife tiene una productividad biológica cinco veces mayor que el
promedio de los arrecifes en el Golfo de California y posiblemente que
cualquier otro en México.
Debido a su antigüedad y gran importancia biológica, en 1995 fue
decretado Área Natural Protegida en su categoría de Parque Nacional
Marino y en 2008 se le inscribió como sitio Ramsar, para reconocer la
importancia mundial de este humedal.
Cabo Pulmo es un caso muy inusual en el que una comunidad eligió, por
sí misma, dejar de pescar y en su lugar proteger los ecosistemas y el
ambiente del área.
Desde 1995, la recuperación del arrecife ha sido un caso de éxito a nivel internacional. Ahora todo este esfuerzo y ejemplo mundial están en riesgo…
En 2008, la empresa
Hansa Urbana presentó a la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) una
Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), con el fin de obtener la
autorización para construir y operar el proyecto denominado Cabo Cortés,
en una zona aledaña a Cabo Pulmo. La MIA, que debería considerar todos
los posibles impactos el parque marino resultó un documento deficiente y
que omitía detalles importantes que pondrían en riesgo al arrecife,
dunas costeras y biodiversidad de la región. Así lo confirmaron
distintas áreas de la autoridad ambiental en sus opiniones técnicas, las
cuales no fueron tomadas en cuenta por la Semarnat. Aun así la Semarnat
lo aprobó.
En enero del 2011 la Semarnat modifica el permiso otorgado a Cabo
Cortés en el que se permite a Hansa ocupar una extensión superior a
3,800 hectáreas para construir una marina de 490 amarres, instalada
sobre las dunas costeras, 27 mil habitaciones y dos campos de golf,
entre más infraestructura. Es decir, una capacidad habitacional casi
igual a la de Cancún, en una zona semidesértica que históricamente ha
sido de muy baja densidad poblacional.
Semarnat ignoró la opinión de científicos, la fuerte
oposición de la comunidad de Cabo Pulmo, así como los argumentos
presentados por la coalición “Cabo Pulmo Vivo”, que integra a
individuos, académicos y organizaciones de la sociedad civil. Además, no
tomó en cuenta la disponibilidad de agua de la región y los criterios
del Plan de Ordenamiento Ecológico de Los Cabos.
El riesgo principal para el arrecife de Cabo Pulmo es el arrastre de
contaminantes, sedimentos del dragado de la marina, aceites de las
embarcaciones, salmueras de la desaladora, aguas residuales;
especialmente en las épocas del año cuando las corrientes van del norte
al sur. Todo esto impactaría directamente en la gran biodiversidad
conservada y recuperada en 15 años de trabajo.
Cabo Cortés no es un proyecto necesario para desarrollar económicamente a la Baja California Sur.
Es más importante fortalecer los destinos turísticos existentes, como
Los Cabos, La Paz y Loreto, que no han logrado salir de la crisis
económica y continúan con una ocupación turística muy por debajo de su
capacidad.