jueves, 16 de julio de 2015

LAGUNA VERDE 
Ciudad de México.- ¿México estará por terminar su etapa de nucleoelectricidad? De ser así, sólo habría permanecido por 21 años con Laguna Verde como símbolo. Mientras el Gobierno federal deshoja la margarita para encontrar la opción adecuada hacia el futuro, en la gama de alternativas energéticas, un punto en contra se expone en Japón con toda su crudeza.

Pero...

"Cinco de cada 100 focos que se prenden en México, encienden con energía de Laguna Verde", diría ante diputados federales el gerente general de Centrales Nucleoeléctricas, de la Comisión Federal de Electricidad, Rafael Fernández de la Garza.

Es verdad. En México, 50 por ciento de la energía se genera con gas, 18 por ciento mediante termoeléctrica convencional, 12 por ciento a través de carboeléctrica, 11 por ciento por hidroeléctrica y el cinco por ciento por nucleoeléctrica.

¿Cómo entonces solucionar esta problemática en tiempos de vacas flacas, que son las que estamos viviendo, ante las crecientes necesidades de electricidad en México?

Las declaraciones de la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, han producido ese y otros cuestionamientos, ante su argumento de que el Gobierno de México no estaba planteando "actualmente" extender el programa nuclear, sino ampliar la producción de energías limpias para 2024: eólica, solar, biomasa, maremotriz.

Sin embargo, éstas energías aún son caras, por lo que no obstante los señalamientos de la funcionaria, hasta antes de Fukushima la CFE decía: "Laguna Verde ha sido una historia de éxito; es una planta segura, barata, disponible y confiable".

Las solicitudes para el establecimiento de nuevas plantas nucleoeléctricas en México existen desde el sexenio pasado. En 2005, el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares propuso a la Comisión Federal de Electricidad la construcción de tres nuevas: una en Sonora (entre Hermosillo y el Mar de Cortés) y dos más en Laguna Verde.

Otros impulsos ponían por delante a Laguna Verde, porque ahora, aseguraban en la gerencia había "un proceso intenso de intercambio de conocimientos tecnológicos con la comunidad nuclear mundial a través de diversos organismos especializados; de este intercambio se han obtenido múltiples beneficios, entre los que se pueden destacar los alcanzados en los siguientes procesos: experiencia operacional externa, acciones correctivas, confiabilidad de equipo, modernización, método sistemático de entrenamiento y cultura de seguridad".

La Sociedad Nuclear Mexicana ha dicho, antes de lo sucedido en Japón, que la percepción de riesgo en las instalaciones nucleares "es producto de la historia, pero también de la falta de información. La posibilidad de un accidente nuclear que ocasione fatalidades es entre 100 y 1000 veces menor que otras tecnologías. Acorde a las estadísticas, la nucleoelectridad tiene índices de seguridad mejores que otras tecnologías; ocho muertes/TWaño, en comparación con 883 para la hidroelectricidad, 85 para el gas natural y 342 para el carbón".

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